“Los ojos no hay que sentirlos”: cuando ver debería ser invisible
Hay frases que se te quedan grabadas para siempre. Una de las que más me marcó cuando cursaba la especialidad de oftalmología fue: “Los ojos no hay que sentirlos.”
Lo leí en uno de mis primeros libros
Al principio me pareció extraña. ¿Cómo que no hay que sentirlos?
Pero con los años —y con cientos de pacientes que consultaban por molestias— comprendí exactamente lo que esa frase quería decir.
Nuestros ojos están diseñados para ver, no para doler, picar, arder o cansarse. Ver es una función tan natural que, cuando está en equilibrio, ni siquiera la notamos. Como la respiración tranquila o el latido del corazón. Pero cuando algo en la superficie ocular se altera, ese equilibrio se rompe… y empezamos a sentir los ojos.
Y ahí comienzan las consultas:
“Me arden los ojos al final del día.”
“Siento que tengo arena en los ojos.”
“No sé si es alergia, estrés o la computadora.”
“Ya no aguanto las pantallas.”
“Estoy todo el tiempo con lágrimas, pero no veo bien.”
La mayoría de estos síntomas tienen un mismo nombre: síndrome de ojo seco.
Una condición que puede tener muchas causas —desde el uso prolongado de dispositivos digitales, cambios hormonales, cirugías previas, hasta enfermedades autoinmunes—, pero que siempre impacta en la calidad de vida.
Lo más desafiante es que muchas personas naturalizan estas molestias. Aprenden a vivir con gotas, con resignación o evitando lo que les gusta hacer. Pero eso no es normal.
Sentir los ojos no es parte de la vida. Es una señal de que algo necesita atención.
En Ver la Vida, nuestro Spa del Ojo Seco, abordamos esta condición con una mirada integral.
Comenzamos por escuchar al paciente —de verdad—, haciendo un diagnóstico personalizado y profundo. Luego diseñamos un plan de tratamiento que combina tecnología, conocimiento médico y empatía. Porque sabemos que no se trata sólo de los ojos… se trata de cómo vivís tu vida.
Y cuando logramos que esos síntomas desaparezcan, cuando el paciente vuelve a ver sin sentir… ahí, en ese silencio ocular, está el verdadero bienestar.
Ver sin sentir. Vivir sin molestias. Volver a lo natural.
Porque ver la vida con claridad también es ver sin dolor, sin ardor, sin tensión.
Porque, en definitiva… los ojos no hay que sentirlos.
Y si estás sintiéndolos más de lo que deberías, quizás es momento de ocuparte.
En Ver la Vida, podemos ayudarte a recuperar esa visión invisible, natural, sin molestias.
Agendá tu consulta y empezá a ver sin sentir.
Dr. Luis Nieto Silva
Especialista en Superficie Ocular
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